En este nuevo artículo del blog te vamos a explicar, a través de uno de nuestros ejemplares, cómo es la vida del cerdo ibérico de bellota.
Nace en Extremadura, muy cerca de Zafra. Ésta es la cuna de la Denominación de Origen “Dehesa de Extremadura”. Con más de 2 millones de hectáreas, Extremadura es la región del mundo con mayor proporción de dehesa, el hábitat natural del cerdo ibérico de bellota.
Nuestro cerdito forma parte de la cabaña propia de Tierra del Ibérico. Tiene otros 5 hermanos que han nacido igual que él en el mes de julio. Aunque parezca increíble, su gestación ha durado tres meses, tres semanas y tres días. Son lechones pertenecientes a la raza del cerdo ibérico, de la variedad extremeña de Retinto. Es oscurito y zampón. Pesó al nacer entre 700 grs. y 1 kilo. Su madre es una cerda ibérica 100% pura de raza ibérica. El padre puede ser un cerdo de la raza Duroc o de raza ibérica y dentro de ésta, tener un porcentaje racial del 50%, 75% o 100%. En el caso de nuestro personaje, su padre es un cerdo ibérico 100% puro, por lo que casi con toda seguridad formará parte del producto amparado bajo la Denominación de Origen “Dehesa de Extremadura”, máximo galardón oficial de calidad dentro del cerdo ibérico de bellota.
El destete se produce al mes de nacer, entre los meses 2 y 3 ya se alimenta de pienso, siendo a partir de los 60 días de vida cuando comienza su adaptación al medio, saliendo al exterior. Ya pesa 23 kilos y ahora se le cambia la composición del pienso, a base de cereales y muy rico en proteínas.
Desde su nacimiento en julio hasta que se inicia la campaña de montanera, han transcurrido unos 14 meses.
Nuestro protagonista ya es un cerdo joven, que pesa más de 100 kilos. Hacia octubre accede a la montanera, donde vive en libertad rodeado de pastos y hierbas, encinas y alcornoques que le proporcionarán abundante alimento de calidad, responsable de la calidad bellota dentro de las diferentes variedades recogidas en la Norma de Calidad del Ibérico.
El cochino ibérico durante los meses de montanera (de octubre a marzo, aproximadamente, según la cosecha de bellotas) engordará un mínimo de 46 kilos y su grasa se infiltrará produciendo las vetas que hacen excelente al jamón ibérico de bellota. Dispone de mucho espacio, ya que no se concentran más de un ejemplar por hectárea y como grandes caminantes que son, hacen un ejercicio que asegura un crecimiento adecuado para producir finalmente la mejor materia prima. Tras esta fase de engorde mediante bellota y pastos, llegará el sacrificio para la obtención del mejor jamón, paleta y demás derivados de su noble raza ibérica. Desde el nacimiento al sacrificio habrán transcurrido aproximadamente 18-20 meses, ya que solo hay una montanera en la vida de un cerdo ibérico de bellota.
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